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viernes, julio 28, 2006

Parashat Devarim 5766

El Poder de las Tragedias

Parashat Devarim siempre es leída el Shabat previo a Tishá BeAv.

Moshé, se dirige al pueblo antes de morir y se despide -no con palabras dulces y agradables- sino con palabras moralizadoras y reproches hablando durante los últimos treinta y seis días de su vida sin detenerse.

Y uno de los primeros eventos que rememora Moshé a la hora de la despedida es el episodio de los meraglim, que provocó la ira de Di-s condenando a aquella generación a vagar durante cuarenta años por el desierto.

Aquella noche en que los espías regresaron, dice el Talmud, era la noche de Tishá BeAv y al ver al pueblo llorar aquella noche un llanto sin sentido, Dios les dijo: ‘Hoy ustedes lloran un llanto vano; en el futuro, en esta misma noche, llorarán generaciones enteras’ (Taanit 29a).

Esa noche sería en el futuro una noche de tragedias. Tishá BeAv es el día más triste de nuestro calendario. El día de las tragedias.

Puede sonar extraño y absurdo, pero pocas cosas nos hacen madurar más que las tragedias. Es paradójico, pero quien todo lo tiene, en algún sentido está incompleto. Un hombre al que nada le falta, al que la vida siempre le sonríe, es un hombre que no sabe lo que es desear, es un hombre sin esperanza, un hombre que jamás podrá alimentar su alma con un sueño.

Nadie puede sentirse bendito porque la tragedia lo ha elegido, es cierto. Pero las tragedias, aun con su devastación, genera sentimientos positivos como la esperanza, uno de los ingredientes que mayor vitalidad agrega al alma de un ser humano.

Porque si bien el día de Tishá BeAv marca el inicio del exilio y de la tragedia, también marca el inicio de la esperanza y de los sueños. No en vano dicen nuestros jajamim que el mashiaj nació el mismo día en que fue destruido el Templo de Jerusalem.


Las luchas son dolorosas; las heridas sangran por siglos. Pero luchas y aflicciones, son las que nos hacen crecer y madurar; son la auténtica semilla de la esperanza. Una existencia sin luchas, heridas y aflicciones, podría lisiarnos de por vida o dejarnos sin sueños ni esperanza, que es más o menos lo mismo...